La indescriptible felicidad de hacer felices a los demás
¿Alguna vez habéis sentido la inmensa felicidad de ver felices a los demás y saber que tu formas parte de esa felicidad que ellos están sintiendo en ese momento?
Seguro que sí, todos vosotros tenéis ese sobrino, primo, hermano pequeño, al que veís la carita de felicidad cuando está recibiendo los regalos de Reyes o cuando se celebra su cumpleaños, rodeado de todos sus amigos, y esperando impaciente que todos ellos le entreguen las sorpresas que le han comprado por el simple hecho de tener uno año más. Ese día le hace la persona más importante del día, y tú estás ahí disfrutando de su felicidad.
Algo parecido viví el domingo, pero ni venían los Reyes ni era el cumpleaños de nadie. Nos íbamos de excursíón!! Simple, verdad? Antes de irme a España, prometí a mis mujeres que cuando regresase nos iríamos todas de excursión, a donde fuese!!Esa ilusión que tan simple parece las ha mantenido en vilo y preguntando por mí regreso casi cada día, una ilusión que por fín pudimos cumplir. Y es que acaso ellas no tienen derecho a tener ilusiones por el hecho de ser mujeres en India? No, y mil veces no. Y ahí estuvimos todas para demostrarlo!!
Con una pequeña parte del dinero de los mercadillos alquilé un autobús para 50 personas, por supuesto también vinieron las profesoras y masis del colegio, que su duro trabajo diario también lo merece. Era la primera vez que todas ellas salían del slum, sus caras reflelaban una ilusión y una alegría indescriptibles, de verdad. Bea e Isa, mis primeras voluntarias se vinieron también a disfrutar de este gran día.
Las llevé a una especie de resort con jardines donde bailamos todas y comimos una comida muy pero que muy rica. Bailaron!! Era la primera vez que lo hacían, tan abiertamente. He de decir que se pusieron sus mejores galas, parecían princesas sacadas de un cuento de hadas, hadas indias. Nos contaban que esos trajes sólo se los pueden poner para celebrar el Ramadán, y nunca más, ya que la religión musulmana no permite que las mujeres se arreglen, excepto para celebrar el Eid, final del Ramadán. Pero para ellas, ese día era aún si cabe más especial.
Además de todo, elegimos este gran día para regalarlas un sari y 500 rupias en efectivo. Es su propio dinero, ya que es el dinero que saqué en los mercadillos de España vendiendo los pañuelitos que ellas pintaban. Decidimos que darles toso el dinero en efectivo no era correcto, ya que, por lo menos las que tienen marido, se lo darían a él directamente o ellos lo cogerían para gastárselo en alchool. Por supuesto, no íbamos a permitir eso. Así que las compramos un buen sari a cada una, y eso sí, el dinero que sobraba, se lo entregamos en un sobre, advirtiéndolas que ese dinero era suyo y no de su marido!! Todas aplaudían y se reían, pero nunca sabremos si lo cumplirían.
Fue un día pefecto, redondo, donde ellas disfrutaron como nunca en su vida. Y eso, creerme, me llenó de una felicidad infinita. Como no se puede explicar con palabras, os dejo algunas fotos del momento, para que las difrutéis desde allí.
Reflexión del día: Con que poquito se puede hacer felices a los que no tienen nada y cuánta felicidad da el hacer felices a los demás.
Muchas gracias a todos
Shanti shanti